En una primera mirada superficial, The Hooten Hallers parecen ser un trío de blues aguerrido con aromas hillbilly y colores de soul. Al igual que con muchas otras cosas los aspectos incognoscibles del vasto cosmos nos engañan con esta imagen superflua. The Hooten Hallers son más parecidos a un grupo perdido de extraterrestres viajando en el tiempo desde lugares desconocidos para la humanidad. Algunos dicen que vienen de un planeta donde el rock’n’roll no ha muerto, donde los blues todavía se tocan con el alma. Otros dicen que son reptiles humanoides enmascarados en las profundidades de la Tierra. Un hecho sí es cierto: es necesario ser testigo de sus incendiarios shows o exponerse a sus crudas y salvajes grabaciones para saber a ciencia cierta qué son The Hooten Hallers.
Formados en Columbia en 2006, empezaron tocando en sesiones de micrófonos abiertos y fiestas en casa hasta que se hicieron con un local propio. John Randall toca la guitarra más como un pistolero que como un músico, y su voz puede ser descrita en un punto intermedio entre John Lee Hooker y un mono aullador. Andy Rehm, con su estilo genuino de tocar la batería de pie, a menudo se asemeja a un hombre tratando de vencer a un lobo de dos cabezas, mientras que al mismo tiempo trata de canalizar el fantasma de Minnie Ripperton cuando se emplea a fondo en los coros. Conmo un alquimista musical errante, Kellie Everett (bajo y saxo) completa el trío, dándole toda la fuerza y empaque de una verdadera sección de vientos.